Los ciervos son animales que tienen un sentido del olfato muy desarrollado, lo que les ayuda a detectar posibles peligros o depredadores.
Existen ciertos olores que son desagradables para los ciervos y que les hacen huir o evitar determinadas zonas. Uno de los olores que odian los ciervos es el olor a depredador, como el de los perros o el de los humanos.
Otro olor que evitan los ciervos es el olor a químicos, como el de los pesticidas o el de los herbicidas. Estos productos pueden ser tóxicos para los ciervos y pueden afectar a su salud.
Por otro lado, los ciervos rechazan los olores fuertes de algunos alimentos, como el ajo o la cebolla, ya que los consideran sabores amargos y desagradables.
En resumen, los ciervos tienen una gran sensibilidad olfativa y hay ciertos olores que les resultan desagradables y que evitan. Entre estos olores se encuentran el olor a depredadores, los productos químicos y algunos alimentos con sabores fuertes.